THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES

11 de marzo de 2005

Dicen que estoy enamorado, muy enamorado; y yo creo que va a ser que si. Ahora mismo veo ese cabezón y esos ojillos y se me remueve el cuerpo. Se que todo esto queda poco gótico y muy fuera de mi estética decadentista y atormentada, pero es cierto. Y lo mejor de todo, es que el me quiere aun más.

Mi corazón vibra de felicidad cuando me siento al lado de mi pequeño, le adoro y realmente me ha robado el corazon, pero no la razón. Lo que me duele es que mi yo Loco tiene algun que otro rasgo positivo que extraño ahora. Son detalles difíciles de definir pero fáciles de percibir, que me hacían aprehender el amor con mayor intensidad, y que se exparcían por mi vida llenándola de sentido, sentido épico y romántico. Nada era lo bastante en mi lucha, y por esa "guerra" todo valía y cualquier cosa podría haberse sacrificado. Me hacía ser arrojado y altruista. Ahora he vuelto a ser egoista y comodón. Cobarde, en definitiva.

¿Cómo podría recuperar todo aquello? ¿Qué debería hacer para aportar a esta historia aquellos matices tan importantes? ¿Por qué un amor tiene que ser desesperado para vivirse plenamente? ¿Es esto el verdadero amor, sereno, e incluso aséptico, porque puede vivirse aisladamente sin que afecte al resto de la personalidad? La verdad es que tal idea no me gusta.

Mi yo Narciso sigue ocupando demasiado y la autoadoración me lleva a dedicarme demasiado tiempo en escucharme, en alabarme, en castigarme, compadecerme o consolarme. Ese tiempo antes lo ocupaba mi obsesión, que no dejaba de ser egoista y de reverter en mi mismo, aunque el objeto de aquella estuviera fuera de mi... Pero ahora no. Nada pone en duda el poder de Narciso, el Ogro y puede dedicarse plenamente a su autismo de forma directa y sin intermediarios.

Sin embargo, estoy comenzando a acotar y controlar el poder de Narciso. Esto ha traido problemas y crisis, como no podía ser menos, pero poco a poco, voy ganándole terreno. Es necesario que siga gobernando todos mis yos, pero con las riendas sujetas al máximo, sin apenas terreno para moverse, sin prerrogativas. Su ambición entrópica es demasiado peligrosa. Y aun he de limitarle mas...



1 de marzo de 2005


Absurdo.

Asi me siento cuando las energías fallan y el mundo se vuelve demasiado complicado para vivirlo. Y demasiado a menudo esta percepción aflora tras días de entregarme en absoluta compañía. Si, no sólo en la superficie, también en el fondo soy un ser solitario, demasiado acostumbrado a mi autismo, demasiado enamorado de mi autarquía. Compartir la soledad es algo maravilloso, pero llega un momento en que ya no queda soledad que compartir y en ese momento surge el agobio, el cansancio, la distancia.

Y todo se vuelve absurdo, empezando por mi. Y entonces olvido mis propósitos, mis planes, mis ambiciones. Todas se vuelven absurdas. Nada queda, ningún impulso. En la soledad renacen tras algunos días de narcisista apatía, pero les lleva su tiempo.