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19 de junio de 2006

Desconcierto. Deje de escribir como es mi habitual actitud: mucha concentración únicamente en los dias de angustia. Sin embargo casi un mes después de mi ultima entrada, han ocurrido tantas cosas que todo vuelve a estar como antes. Al poco de llegar Antonio, Juan se volcó sobre mi, declarandome que era a mi a quien amaba, y solo a mi. No entrare en detalles de aquello, porque en su momento debí haberlo constatado, pero fue una larga semana después de aquella visita en l a que tuve a Juan, de nuevo, volcado en mi y enamorado. Luego vino una absurda pelea donde regresaron sus viejos miedos y mis viejas desilusiones. Desde entonces la situación sufrio un lento deterioro, aliviado por dias de ternura y bastante buen sexo.

Este viernes pasado mi madre me informo de lo que mas temia. Sauroncito habia muerto. Me senti totalmente destrozado. Era el ultimo disgusto que tenia en la agenda previsto, pero esperaba que se retrasara, mas no fue asi. Juan estuvo, atento, cariñoso y lleno de detalles, aunque parece que esa sobre entrega le ha terminado de agotar.

Y es que estos días tampoco han sido fáciles. La convivencia no ha sido mala, pero hemos sufrido mucha tensión y ansiedad externa. Y el panorama para el mes siguiente no se mostraba mas alentador, simplemente distinto. De estar cómodos pero alejados de todo a estar céntricos y totalmente incómodos en un piso compartido con dos niñatos alemanes bastante estúpidos.

Hemos decidido volver a España un mes antes, evitando asi tener que irnos a otro piso pero también dejando empantanado el curso que habíamos empezado –y del que ambos estamos hartos. Estamos cansados, tristes y con cada vez menos dinero. Será mas inteligente una retirada…

Pero ahora se muestra otro preocupante detalle: volver y dejar que Juan se vea de nuevo con Antonio. Hemos vuelto a hablar sobre el tema y de nuevo volvemos a dar vueltas sobre el mismo asunto sin llegar a nada concreto salvo una cosa. El no tiene ningunas ganas de hacer nada, ningunas, ni de conservarme ni de perderme, asi que se ve incapaz de resistirse a Antonio tanto como de tratar de olvidarme a mi. Así que a mi no se me ocurre nada mejor que seguir con nuestra historia a pesar de la adversidad, pero… como lidiar con su total apatía. Si en el fondo ninguno de los dos desea convivir con nadie, pero, nos echamos tanto de menos el uno al otro… ¿Qué hacer, entonces?

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